Cuando comento mi afición a escribir, es
habitual que mi interlocutor me comente que a él también le gustaría hacerlo.
Al preguntarle ¿para qué? La respuesta
habitual es: “para contar lo que me sucede, para explicar cómo veo yo las
cosas, para,.., para quedarme a gusto”.
¡Caray, creo que son motivos más que
suficientes para ponerse a ello!
Si leemos el post que nos dejó Alicia Uriarte
(ella ya escribe) vemos que da un paso más aún: “escribimos para nosotros
mismos, para reforzar sensaciones, sentimientos,..., para buscar aceptación,
para reforzar la autoestima, para abrirnos caminos,...”
Imaginad por un momento que con algún tipo de
ejercicio consiguiéramos además de lo anterior, todas estas cosas:
- Estimular la creatividad
- Organizar coherentemente las ideas
- Reflejar un discurso
- Separar el grano de la paja
- Afrontar ciertos miedos
- Hacer que se tenga en cuenta tu punto de vista
- Mejorar la constancia
- Medir tu capacidad
intelectual
- Ejercitar las neuronas
- Mostrar tu individualidad
Y así un sinfín
más de beneficios no menores. Pues todo esto lo puedes conseguir escribiendo. El hecho de querer escribir y querer hacerlo
bien, te pone delante una de las metas más apasionantes. Es de largo recorrido,
supone esfuerzo, da beneficios, anima a al aprendizaje continuo, te obliga a
estar permanentemente atento a todo lo que te rodea, a ser partícipe del mundo,…
Veréis que escribir
supone dar un salto cuantitativo y cualitativo importante. No lo perdáis de
vista. Eso aunque no lo hagas muy bien. Si además tienes cualidades y las trabajas, entonces el resultado para tu vida es espectacular.
Ah, y si encima
de escribir, lo hacéis a mano de vez en cuando, descubriréis otro listado
importante de ventajas, pero eso, lo dejamos para otro dia.
Pd.- Lo de la foto intentadlo cuando ya tengáis mucha práctica.
Pd.- Lo de la foto intentadlo cuando ya tengáis mucha práctica.